|
|
26 de mayo de 2015
Plan Nacional de Danza 2010 - 2020
Contenido de la página
Para un país que baila
El Plan Nacional de Danza propone un marco conceptual para entender el lugar del cuerpo en la contemporaneidad, sus abordajes, los lugares desde los que se piensa. El interés de partir del cuerpo se sustenta en que la danza es quizás el lugar en donde, de manera más clara, el cuerpo se hace potencia creadora, expresiva, en donde es la obra misma. La información que aquí se ofrece no pretende establecer una definición o una categoría fija, tan sólo relaciona y reconoce los pensamientos, los afectos que circulan, habitan y contagian, y que permiten hacer visible el valor que el Plan Nacional de Danza quiere dar al cuerpo a su conocimiento, a su preponderancia en los diferentes escenarios de la vida.
Los bailarines conocemos a través del cuerpo, nuestra razón es el cuerpo; entonces el conocimiento se hace inubicable, escurridizo, está inscrito en cada centímetro de sí y de un otro que nos complementa y con el cual se define el lugar común, se piensa una política de lo común. Las cosas, los conceptos, los nombres se construyen desde la percepción, y los pensamientos pasan por el cuerpo y se hacen así materia expresiva y potente. En el cuerpo del bailarín se encuentra su arte, y en su arte se dan encuentro la experiencia, la percepción y la conciencia. El cuerpo piensa con las sensaciones; en términos de Foucault podría decirse que la danza es una forma de conciencia, un ejercicio reflexivo sobre la percepción, esto es, una estética de la existencia: un principio que pone en acción maneras de ser, que posibilita afecciones y una sensibilidad particular en la que el sujeto desarrolla un cuidado de sí, una tecnología del yo. Con esta categoría se pone de relieve que la danza como práctica artística aporta en la construcción de sujetos sensibles con efectos en la construcción de comunidad. (Extracto del Plan Nacional de Danza).
|