Bogotá, 21 de febrero de 2024 (@mincultura). Angélica Gámez está sentada en el foso del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, a la izquierda del podio del director. Sobre su pierna izquierda descansa su violín, cuyo arco apunta hacia el techo, y su mirada está dirigida a algún punto indeterminado de la estructura de este escenario.
Faltan menos de diez minutos para que inicie el ensayo general de la ópera Così fan tutte, un clásico del compositor austriaco Wolfgang Amadeus Mozart que Gámez, concertino asistente de la Orquesta Sinfónica Nacional, ya ha tocado en un par de ocasiones previas.
Alrededor de la violinista, los otros 44 músicos de la Sinfónica que participan de este montaje también protagonizan sus propias rutinas previas al momento de la acción: algunos revisan sus partituras, varios afinan sus instrumentos, otros conversan entre ellos, un par se saludan efusivamente.
Gámez cuenta que antes de cada función le gusta meditar y este día del ensayo también llevó un par de lanas a su camerino y tejió un poco. “Eso me ayuda a relajarme. Cuando me meto al foso repaso algunos pasajes, caliento, hago escalas y respiro para ya estar preparada psicológica y físicamente para nuestra función”, dice.
El coro nacional
Además de la orquesta, en esta producción participa el Coro Nacional de Colombia, que se presenta por primera vez en un montaje de ópera, y un reparto de seis cantantes, cuatro de ellos colombianos: la mezzosoprano Paola Leguizamón, el barítono Juan David González, el tenor Pablo Martínez y la soprano Manuela Tamayo.
Bajo la dirección escénica del argentino Marcelo Lombardero y la musical del mexicano José Areán, esta apuesta del Teatro Mayor lleva a la década de los setenta la historia original de Cosi fan tute, que se estrenó en 1790 con libreto del italiano Lorenzo da Ponte.
Gámez cuenta que Mozart siempre tiene un atenuante y es que hay que estar alerta. “Es esa sensación de adrenalina constante para el músico, porque es de un nivel musical y técnico muy exigente. Lo importante es realmente llegar a ese nivel para que el público la pueda disfrutar”, asegura la violinista.
Angélica Gámez es la concertino asistente de la Orquesta Sinfónica Nacional. Foto: Orquesta Sinfónica Nacional.
La concertino asistente de la Sinfónica Nacional cuenta que, antes de este ensayo general y de las funciones del 21, el 23 y el 25 de febrero, la agrupación realizó una semana de ensayos intensos con Areán, a quien define como un gran conocedor de este estilo de ópera bufa.
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“Con la Sinfónica en especial ha sido un trabajo muy rápido, detallado. La Orquesta ahorita está sonando muy bien, está en un gran momento; estamos muy contentos con los nuevos integrantes, es gente joven que nos está dando una energía diferente”, añade.
El debut operístico
José Areán serpentea entre los músicos de la Sinfónica Nacional en su camino hacia el podio. Una vez allí, estrecha la mano de Angélica Gámez y hace una venia general en reconocimiento a los otros integrantes de la agrupación. Esta es la señal de que el telón está por subir, de que la función está por comenzar.
Además de guiar a los músicos de la Sinfónica, Areán también tiene la labor de dirigir y acoplar a las veinte voces del Coro Nacional de Colombia que participan en Così fan tutte. La agrupación tiene como directora musical a Diana Carolina Cifuentes, quien asegura que, aunque Mozart diseñó una participación corta del coro en esta pieza, es realmente muy especial participar en esta producción.
“La verdad es muy emocionante porque la ópera es un espacio en el que se reúnen no sólo la música, sino también todo lo que tiene que ver con la escena, que es muy importante para los cantantes”, dice la directora del Coro Nacional, agrupación que surgió en julio de 2023 en el marco del programa Sonidos para la Construcción de Paz, liderado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes.
Una de las características más particulares de este montaje es el sello que ha consolidado Lombardero, un director que no sólo suele llevar los clásicos de la ópera a tiempos contemporáneos, sino que plantea una apuesta conceptual que se balancea entre lo innovador y lo transgresor.
Antes de esta pieza, el argentino ya había dirigido en el Teatro Mayor Auge y caída de la ciudad de Mahagonny (2018), de los alemanes Bertolt Brecht y Kurt Weill, y Don Giovanni (2020), también de Mozart y Da Ponte.
En esta ocasión, Lombardero plantea un Così fan tutte que bebe de la estética de los sets de grabación de las telenovelas y además está impregnado de la psicodelia de la corriente hippie.
“Lo que hace el maestro Lombardero es acercar o contar la historia desde un punto de vista más moderno. Nuestra primera labor fue explicarle al Coro en qué momento histórico nos íbamos a ubicar y, aunque fue escrita mucho tiempo atrás, cuál es el mensaje que él quiere mostrar”, asegura Cifuentes sobre las peculiaridades de esta puesta en escena.
Siguiendo a Mozart
Aunque el Coro Nacional de Colombia está integrado por ochenta voces, en este espectáculo sólo participan veinte, siguiendo los lineamientos que estableció Mozart en su partitura. Una de ellas es la mezzosoprano María Daniela Rivera, quien asegura que para dedicarse a este tipo de arte se deben seguir unos hábitos muy particulares.
“Hay que tratar -explica- de cuidarse mucho la voz, descansar un montón, de pronto hay alimentos que a uno lo inflaman, entonces no se pueden consumir mucho; también toca hidratarse mucho. Eso es un proceso que en cada persona es diferente, y creo que no se trata de sólo el día de la función, sino de volverlo un estilo de vida”.
Los primeros compases de la obertura de Così fan tutte salen del foso y parecen elevar a su vez el telón delantero del escenario del Teatro Mayor, que mientras sube revela al bajo argentino Hernán Iturralde. Sentado en el costado derecho, Iturralde, quien interpreta a Don Alfonso, hace navegar en el aire su mano izquierda, siguiendo así la melodía de Mozart.
Además del argentino, en el montaje también participa la soprano rusa Nina Solodovnikova, quien encarna a Fiordiligi. Es así como el elenco de Così fan tutte está compuesto en un altísimo porcentaje por talentos colombianos, lo que refleja la fertilidad de la escena nacional de la música clásica. “Es un orgullo total tener tanta gente que está haciendo una carrera realmente maravillosa”, asegura Angélica Gámez.
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Arte total
En el género de la ópera, a la que Richard Wagner llamaba ‘obra de arte total’ (Gesamtkunstwerk) por la variedad de disciplinas que reúne, es fundamental la comunión entre todos los protagonistas. Según Gámez, uno de los factores con lo que esto se logra es con la versatilidad de los artistas.
El elenco de 'Così fan tutte' está compuesto en un alto porcentaje por talentos colombianos. Foto: Orquesta Sinfónica Nacional.
“Tenemos que ser versátiles -cuenta la violinista-, acomodarnos a factores musicales y extra musicales (…) Entonces, tenemos que hacer que nuestros instrumentos mezclen bien, que haya una buena comunicación visual, de oído, de corazón, de lenguaje, de estética, de estilo, con cada uno de los músicos; también, entender muy bien que es una historia cantada, entonces puede surgir cualquier cosa que no esté escrita en el papel”.
En el caso del Coro, sus integrantes también se han tenido que adaptar a pasar de su formación usual de ochenta voces a veinte. Según María Daniela Rivera, en este caso la clave ha sido recogerse y acostumbrarse a las voces de los otros. A lo anterior se le suma el reto de lo que formula Lombardero frente a la partitura de Mozart.
La mezzosoprano añade: “Lo más importante es sobre todo el estilo, que en este caso es el clasicismo de Mozart, entonces se requiere mucha articulación en la voz. Como es una ópera bufa, es decir, una comedia, no se trata de que de pronto el Coro sea muy operático, muy serio, sino al contrario, que transmita, que llegue a la gente y se entienda muy claramente el texto”.
Tras la obertura, Iturralde, en su papel de Don Alfonso, da instrucciones para reacomodar el set de televisión en el que se ha convertido la tramoya del Teatro Mayor. En la historia, este personaje les propondrá una apuesta a dos soldados napolitanos, Ferrando (Pablo Martínez) y Guglielmo (Juan David González), para comprobar la fidelidad de sus prometidas.
Esa es la mecha que originará la chispa de esta comedia de enredos, en la que las voces de los cantantes y del Coro se retroalimentan con las notas que interpretan los músicos de la Sinfónica en el foso.
Según Angélica Gámez, es una ópera de gran belleza, pero también muy demandante. “Es larga, pesada, los primeros violines en especial tocamos todo el tiempo. Entonces, es prácticamente como si hicieras un triatlón; es muy exigente, pero es una delicia”, concluye la concertino asistente de la Orquesta Sinfónica Nacional.
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