El miércoles pasado, la Cámara Colombiana del Libro presentó los resultados de un estudio, hecho por Invamer, que buscaba medir los hábitos de lectura en Colombia. Un esfuerzo que, más allá de diferencias metodológicas y estadísticas con la encuesta de lectura y escritura que normalmente hacía el DANE, muestra un panorama de cómo los colombianos y las colombianas ven y viven en la actualidad la lectura, las librerías y las bibliotecas. 

Para entender un poco más este estudio y sus implicaciones (los resultados se pueden leer aquí), hablamos con Adriana Martínez-Villalba, directora de la Biblioteca Nacional de Colombia:

Minculturas: ¿Qué opina de los resultados del estudio que publicó la Cámara Colombiana del Libro? ¿Son una buena noticia?​

Adriana Martínez-Villalba: La encuesta es una buena noticia, en primer lugar, porque pone en la discusión nacional la importancia de la lectura en todos los ámbitos de la vida de los colombianos. Sin embargo, es crucial tener en cuenta que esta encuesta se enfoca únicamente en el área urbana, lo que implica que una parte significativa del país y la población rural no están representadas en los resultados.

Minculturas: ¿Sirven este tipo de encuestas?​

Adriana Martínez-Villalba: Esta encuesta, junto con otros estudios que exploran el papel de la lectura en el país, ofrecen una valiosa oportunidad para que las entidades estatales dedicadas a la promoción de la lectura, la escritura, la oralidad y las bibliotecas reflexionemos sobre los esfuerzos realizados en los últimos 20 años para fortalecer las bibliotecas públicas, las prácticas lectoras e implementar planes cuyo enfoque ha ido cambiando entre gobiernos, pero que hoy, gracias a su continuidad, involucran a un importante número de actores del libro, de la lectura, de la escritura y de la oralidad, que incluso más allá de lo institucional trabajan a diario en todo el territorio nacional para que la palabra escrita y oral, sea una posibilidad de transformarnos como sociedad.

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Minculturas: ¿Qué tan bueno es ver la lectura desde los números?​

Adriana Martínez-Villalba: La lectura, más allá de ser un tema técnico, que se puede medir por indicadores como los que arroja esta encuesta, es una práctica cultural que involucra relaciones de cuidado y de afecto, y que está atravesada por nuestras realidades de país, por lo tanto, merece tantos análisis y estudios cualitativos como sean posibles que trasciendan las cifras para entender su importancia y su lugar en la sociedad.

MinCulturas: ¿Qué datos o resultados le llamaron más la atención?

Adriana Martínez-Villalba: Por ejemplo, resulta sorprendente observar que el porcentaje de hombres lectores sea más alto que el de las mujeres, lo cual contrasta con encuestas anteriores en Colombia y con índices internacionales que solían situarnos a las mujeres como las lectoras predominantes. Este resultado nos lleva a hacernos preguntas sobre nuestras costumbres, comportamientos y relación con la lectura.

Un diagnóstico reciente sobre las Bibliotecas Públicas de Colombia reveló que el 73% de las bibliotecarias del país son mujeres. Además, según este mismo estudio, el 50,7% de los usuarios de las 1557 Bibliotecas Públicas del país son mujeres. Estos datos ofrecen un panorama interesante que merece un análisis más detenido sobre la relación entre género y hábitos de lectura en Colombia.

Minculturas: ¿Cómo ha contribuido el Plan Nacional de Lectura, Escritura y Oralidad “Leer es mi cuento” a impulsar la lectura?

Adriana Martínez-Villalba: Durante las últimas dos décadas, el plan ha trabajado en diversas áreas. En primer lugar, se ha enfocado en fortalecer la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, una iniciativa que comenzó hace 45 años y que actualmente brinda cobertura al 99.9% de los municipios del país. Esta red se destaca como la infraestructura cultural más importante de Colombia. Las Bibliotecas Públicas de Colombia son espacios democráticos y públicos, donde se promueve la lectura, se ofrece acceso libre y gratuito a la información y al conocimiento, y se fomentan diversas manifestaciones artísticas y culturales del país.

El plan también ha aumentado las colecciones bibliográficas en las Bibliotecas Públicas del país y ha proporcionado formación en bibliotecaria y mediación de lectura. Hoy contamos con 3,374 bibliotecarios activos en todo el territorio nacional. El el último año se han distribuido 840,000 ejemplares de la colección "Leer es mi cuento" y gracias al plan, el país hoy cuenta con 629 bibliotecas rurales itinerantes, operadas por mediadores comunitarios que promueven la oralidad, la lectura y la preservación de la memoria local.

Minculturas: ¿En qué cosas toca trabajar aún? ¿Cómo se puede fortalecer el plan y las diferentes iniciativas de fomento de lectura a la luz de estos resultados?​

Adriana Martínez-Villalba: Hay muchas líneas en las que hay que seguir trabajando: aún si las bibliotecas son la infraestructura cultural con mayor presencia en todo el territorio nacional, siguen siendo pocas para la población nacional y necesitamos trabajar junto con las administraciones locales para que las bibliotecas estén en el centro de sus planes de desarrollo, que las defendamos y las fortalezcamos, para garantizarnos el derecho ciudadano a la cultura escrita y oral. Debemos insistir también en la formalización del empleo de los bibliotecarios en todo el país, para asegurar la continuidad de los procesos de las bibliotecas y la prestación del servicio público a toda la ciudadanía.

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Minculturas: ¿Qué se puede esperar este año en el trabajo del plan?

Adriana Martínez-Villalba: Este año relanzaremos el Plan Nacional de Lectura, Escritura, Oralidad y Bibliotecas (PNLEOB), con un enfoque biocultural, poblacional-diferencial y territorial. Este plan coloca en el centro de la discusión las relaciones entre las prácticas de la lectura, escritura y oralidad, junto con las múltiples dimensiones de la vida de las personas y las comunidades. Es una apuesta por el cuidado, la protección y la dignificación de la vida a través de estas prácticas, buscando ampliar y potenciar las oportunidades de aprendizaje, la función educativa de la cultura, así como el reconocimiento y el diálogo entre diversos saberes y conocimientos. Nuestro objetivo es contribuir a la construcción de una sociedad creadora, participativa, justa y menos desigual, mediante la mediación de las prácticas de la lectura, escritura, oralidad y el acceso a las bibliotecas.

Para el Plan es una prioridad promover procesos de alfabetización, trabajar de manera decidida para garantizar el derecho de todas las personas a leer y a escribir, reconocer que esta es una condición de posibilidad para el aprendizaje y para el ejercicio de otros derechos. Nos referimos a procesos de alfabetización que reconozcan y tomen como punto de partida los saberes previos de las personas, sus prácticas del lenguaje, sus lenguas y culturas propias.

Los resultados de la encuesta realizada por la Cámara Colombiana del Libro dan cuenta de que el 11% de las personas encuestadas manifiestan tener dificultades para leer y el 3% no saber leer, lo que nos permite afirmar, junto a otras cifras nacionales sobre el tema, que el tema de la alfabetización no es cosa del pasado, sino un tema vigente al que debemos atender como gobierno y como sociedad.