La plaza de San Mateo fue una de las primeras estructuras comerciales cubiertas del país, transformó la práctica de distribución periódica de víveres para abastecer diariamente las necesidades de la creciente población bumanguesa. Fue construida por el alemán Franz Tutzer entre 1928 y 1934, y fue el origen de un gran complejo comercial que se empezó a gestar a finales del siglo XIX. La edificación constaba de dos edificios unidos por un puente que fueron construidos sobre la laguna de los caracoles, que con el tiempo y para amansar sus aguas, los pobladores le cambiaron el nombre a Laguna San Mateo.
La ciudad convirtió en los años siguientes el mercado San Mateo en el eje del desarrollo del oriente, hasta finales del siglo XX, en donde la plaza original entró en una etapa de continuo deterioro, producido, entre otros hechos, por el incendio devastador de 1979 de la primera edificación en donde hoy se encuentra la plaza de mercado central. En 1996 el pabellón de carnes cesó definitivamente sus actividades y su presencia se relegó paulatinamente al olvido.
No obstante, este edificio aún vive en la memoria de quienes lo conocieron y esto es también prueba irrefutable de que nada es del todo inmóvil, de que el patrimonio cultural es dinámico y puede reinventarse con los años. Por ello, más que abrir las puertas de este lugar, es una invitación para emprender vuelo hacia la búsqueda de una herencia común, pero sobre todo hacia la activación de un lugar que tiene mucho más por ofrecerle a una ciudad en constante transformación.
El Encuentro Nacional de patrimonio en su octava versión, actúa entonces como una plataforma de despegue hacia el reconocimiento de este tipo de edificaciones emblemáticas, y se construye con base a tres ejes fundamentales: formación, producción y capital semilla, reflejados en una programación con diversas acciones participativas (talleres de formación artística y artesanales, mercado de saberes, laboratorio de ideas, intervenciones escénicas y recorridos guiados, entre otros) con las que se busca finalmente experimentar un nuevo presente y que articulándose entre sí puedan estar al servicio de una apuesta futura de apropiación social del patrimonio, para la salvaguardia y resignificación de la memoria colectiva.
Los talleres
En torno a este elemento catalizador del mercado, y a partir de una dinámica de transferencia de saberes, se ha organizado una serie de talleres de formación artística y artesanal dirigidos a visibilizar los esfuerzos adelantados en diversas áreas y a suplir necesidades pendientes de resolver por las instituciones públicas, las propuestas privadas e incluso por iniciativas comunitarias.
La metodología de los talleres se basará en una estrecha relación de intervención y diálogo con el espacio del mercado. La muestra final de estos procesos tendrá un lugar especial en la programación, pues esperamos que sea la semilla de un nuevo lugar de formación que podría, a su vez, ofrecerse como alternativa de escenario y laboratorio para diversas producciones artísticas y artesanales.
Talleres previos
El vuelo hacia el patrimonio vivo inicia con una serie de talleres previos que buscan mostrar el proceso de transformación de un lugar que, a simple vista, no tiene dinamismo, y cómo, mediante diferentes intervenciones, puede recuperar su vitalidad.